El Día internacional de las personas con Discapacidad es una oportunidad para reflexionar sobre las barreras que todavía existen en una sociedad que aspira a ser inclusiva.
Millones de personas con discapacidad todavía se enfrentan a obstáculos que les impiden participar plenamente en la sociedad. Estas barreras no siempre son tangibles: más allá de rampas y ascensores, los desafíos invisibles siguen siendo una tarea pendiente para la sociedad.
Un informe reciente de la Confederación de Salud Mental España muestra que, aunque en 2024 se alcanzaron cifras históricas de empleo para personas con discapacidad (538.717 personas contratadas), la tasa de participación laboral en este colectivo continúa siendo alarmantemente baja (35,3%). La mayoría de las personas con discapacidad permanecen fuera del mercado laboral porque el entorno no se adapta a sus necesidades.
Las personas con discapacidades físicas se enfrentan a un mundo construido sobre la base de la homogeneidad: transporte público inaccesible, espacios laborales inadecuados e infraestructuras que no priorizan la inclusión. A esto se añade el desafío de las discapacidades invisibles, personas con condiciones de salud mental, dolor crónico o en el espectro autista, entre otras. Estas personas se enfrentan a la falta de reconocimiento, entornos ruidosos y mal diseñados. No se realizan las adaptaciones necesarias. Para lograr una verdadera inclusión, el concepto de accesibilidad necesita seguir evolucionando.
No basta simplemente con eliminar barreras arquitectónicas, es importante crear espacios y políticas que reconozcan la diversidad humana como parte de la sociedad. Más allá de soluciones físicas, la tarea pendiente sigue siendo la empatía, la educación social y una sociedad que respete las necesidades únicas de cada persona. La accesibilidad no es un privilegio, es un derecho.
Sara García Sanmartín, creadora de Mente Atípica. Graduada en psicología con mención en psicología social. Máster en psicología general sanitaria en la misma universidad. Curso Experto en espectro autista por la Universidad Europea, con formación específica en evaluación, diagnóstico e intervención con personas en el espectro autista. A lo largo de su carrera, ha centrado sutrabajo en la intervención psicológica con personas en el espectro autista y sus familias. Actualmente, ejerce como psicóloga sanitaria en contextos naturales, trabajando directamente con personas en el espectro autista y sus familias desde una perspectiva neurodivergente.