Cada 20 de noviembre, con motivo del Día Internacional de la Infancia, es un buen momento para parar y reflexionar sobre los derechos de los más pequeños y las circunstancias que afectan a su bienestar, así como el papel que tenemos los adultos para poder materializar y hacer realidad esos derechos que son universales y deben ser protegidos por la sociedad y por nuestros actos como garantizar su acceso a la educación, a la identidad, al juego o a un entorno seguro.
No podemos hablar de derechos de la infancia y que por unos instantes nuestro pensamiento no esté en Valencia ya que la reciente DANA ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de los niños y niñas ante este tipo de circunstancias o situaciones de crisis, recordándonos y haciendo necesaria la reflexión de que su seguridad, su desarrollo personal o educativo y bienestar tanto personal como emocional deben ser una prioridad en todos los sentidos y escenarios de la vida.
Así que desde este espacio y a través de estas palabras, como madre y maestra, aprovecho para poner de manifiesto la importancia de que la sociedad como las instituciones trabajemos de forman conjunta para garantizar que los derechos de la infancia se respeten, se apliquen y se hagan visibles en la sociedad y en el día a día, con el valor e importancia que merecen, porque no podemos olvidar que los niños y niñas de hoy serán los adultos de mañana.
Por todo ello, desde la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía seguiremos apostando por la infancia y sus derechos para seguir abriendo puertas hacia un futuro lleno de posibilidades, así como creando espacios y entornos seguros donde puedan ser ellos mismos, explorar sus pasiones y enfrentarse a los desafíos sin miedos y con la confianza y el apoyo emocional necesarios.
Ester Motos Guerra.