"El acoso callejero puede dejar secuelas en una niña o una adolescente. Un suceso tan desagradable, de tal calado afecta a pequeños y a mayores, marca a todo el mundo. La cuestión es el tratamiento que luego se da desde el entorno, desde los que referentes: padres, educadores, personas del entorno de esos niños o adolescentes para que el día de mañana pueda continuar haciendo su vida dentro de un equilibrio a pesar de la violencia que haya vivido", indica la psicopedagoga Mónica González Trigo. Esta coach infantil es partidaria de no denominarlo acoso callejero, sino "violencia pura y dura".
"Nuestro cerebro es el soporte de nuestra mente, es adaptable, flexible, plástico, es resistente a aquello que ocurre a su alrededor. El cerebro permite integrar, filtrar circunstancias o desgracias, que no olvidar, que te suceden para poder sobrevivir y continuar haciendo tu vida. Eso sí, hay que pedir ayuda a profesionales", recomienda esta miembro de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía. González aconseja que no se deben "personalizar" este tipo de acoso: "El violento no te ha cogido a ti porque seas esto o aquello, no hay que sentirse culpable, sino que hay que aprender que todo tipo de acoso es literalmente violencia".