"Realmente han aprendido a relacionarse así con sus iguales", apunta Camino Felices, psicopedagoga, profesora de la Universidad de Zaragoza y miembro de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía. "Pero si lo analizamos solo cuentan las cosas buenas y esto no es exclusivo de los jóvenes, es generalizado. Y es que vivimos en una época muy hedonista, en la que necesitamos mostrar lo felices que somos, nuestras aficiones, a nuestra familia… De hecho, si no lo exteriorizamos tenemos la sensación de que no ocurre".