Probablemente has atendido y participado en clase, has hecho los deberes y has estudiado, pero llega el día del examen y, justo en el momento de coger el bolígrafo, te pones tan nervioso que tu cuerpo se paraliza y eres incapaz de responder a las preguntas que ayer te sabías. A esto se le llama ansiedad ante exámenes.
La ansiedad, en su justa medida, puede resultarnos de gran ayuda para mantenernos en estado de alerta y para no despistarnos de la tarea que tenemos que realizar, pero si no aprendemos a controlarla, esta puede llegar a ser tan desbordante que puede introducirnos en un bucle de pensamientos negativos que dificultan la concentración, llegando a bloquear nuestro cuerpo, tales como "¿Y si preguntan algo que no me he estudiado?" o "¿Y si no lo sé hacer?". Si tenemos demasiados pensamientos como estos, no nos quedará espacio en la mente para centrarnos en las preguntas del examen... .